Xosé Regueira, vicepresidente de la Diputación de A Coruña: «Cada euro invertido en el sector MICE multiplica su impacto por tres o por cuatro»

29 de septiembre de 2024Uncategorized

En el contexto actual, el turismo MICE está jugando un papel cada vez más relevante en la desestacionalización del turismo y en la dinamización económica de muchas ciudades. A Coruña no es una excepción, y bajo la dirección de A Coruña Convention Bureau, se están impulsando iniciativas que buscan consolidar el sector como uno de los motores principales de la actividad turística local, especialmente en temporadas bajas. En una conversación con Xosé Regueira, Vicepresidente de la Diputación de A Coruña y responsable del área de Turismo, profundizamos en los retos, oportunidades y estrategias que se están llevando a cabo para fortalecer el posicionamiento de la ciudad y la provincia en el panorama nacional e internacional. Desde la mejora de la conectividad hasta el necesario equilibrio entre turismo y residentes. Regueira subraya la importancia de una planificación a largo plazo y la colaboración público-privada para hacer del sector MICE una fuente de crecimiento sostenible.

—La desestacionalización del turismo es una realidad. ¿Considera que el turismo MICE está contribuyendo de manera significativa a esta tendencia?

—En la Diputación siempre hemos considerado al turismo MICE como un excelente aliado para la desestacionalización. Creemos que en temporadas fuera de las vacaciones clásicas, cuando las familias están condicionadas por las jornadas laborales, el cuidado familiar y las escolarizaciones, el turismo ofrece otra perspectiva. Es necesario diversificar, atrayendo grandes congresos, eventos y turismo de negocios que traigan a la ciudad personas para desarrollar estas actividades.

Si analizamos los datos del primer trimestre o de los primeros cuatro meses de 2024, observamos que A Coruña ha incrementado su reconocimiento y actividad hotelera. Gran parte de esta tendencia se atribuye a la organización de eventos que reúnen a sectores profesionales y creativos en la ciudad, lo que favorece la ocupación hotelera, las pernoctaciones, las visitas y las actividades turísticas.

—Queremos saber cómo ve usted el posicionamiento de A Coruña a nivel nacional e internacional dentro de este segmento del turismo. ¿Qué eventos destacaría de los que hemos tenido este último año?

—Destacar unos eventos sobre otros sería injusto, porque si hablamos en términos de número de participantes, hay muchas cuestiones que hay que analizar más allá de las cifras. Creo que hay algo muy bueno relacionado con el ámbito de la medicina, ya que tenemos un hospital de referencia a nivel estatal, y esto nos permite organizar eventos profesionales de altísimo nivel. También las TIC están ayudando a atraer congresos y simposios relacionados con la tecnología. A medida que A Coruña se va conociendo y posicionando en primer plano, se vuelve más atractiva para el turismo gallego. La ciudad ofrece una calidad de vida muy alta, una apertura al mar que resulta interesante para muchas personas, además de estar a menos de 15 minutos de un puerto y contar con espacios para congresos y eventos. A Coruña es una pequeña joya en el Atlántico, con un sector de la restauración muy potente, relacionado con productos de proximidad y con una calidad gastronómica espectacular.

Aun así, la clave para ser más competitivos está en mejorar nuestro posicionamiento, sobre todo en el ámbito del turismo no convencional o estacional. Tenemos que reforzar nuestra presencia en este tipo de turismo, ya que nos permitirá mejorar aún más nuestro posicionamiento. Además, el sector de las OPCs (Organizadores Profesionales de Congresos) está haciendo un trabajo enorme. Vimos recientemente cómo congresos en sectores como el de la salud o el tecnológico están ganando peso, y los operadores están conociendo mejor el potencial que ofrece la ciudad. Y no solo en A Coruña, sino también en sus alrededores y en el área metropolitana. Tenemos destinos muy competitivos cerca, como Santiago de Compostela, patrimonio de la humanidad, a menos de 40 minutos, u otros puntos de interés que complementan la oferta. Esto hace que cada vez más profesionales y visitantes descubran nuevas oportunidades aquí. Este año ha sido fantástico, con más de 100,000 personas que visitaron A Coruña por razones relacionadas con congresos o eventos. Debemos seguir apoyando al sector MICE porque nos ofrece muchas oportunidades y alegrías. Es un turismo que, mientras se desarrolla, genera mucha actividad económica. Esto permite valorar el impacto que este tipo de eventos tiene en el tejido socioeconómico de la ciudad.

Si planificamos el turismo como un negocio, hay que tener en cuenta la expectativa económica y el valor que ofrece este turismo para la ciudad. El turismo MICE proporciona muchas oportunidades de negocio y genera una alta rentabilidad.

—¿Qué pasos cree que se deben dar para mejorar la conectividad?

—La conectividad es clave. Las administraciones pequeñas, como la Diputación o el Ayuntamiento, no pueden resolver este problema por sí solas. Tiene que haber una estrategia gallega y estatal que mejore las conexiones aéreas y ferroviarias. La política aeroportuaria no puede ser un lastre. Uno de los objetivos principales debe ser definir claramente qué tipo de turismo queremos atraer. Para ello, es fundamental seleccionar los espacios adecuados, donde sepamos que lo que tenemos para ofrecerles va a interesar a los visitantes, y centrarnos en ese perfil de turista que mejor encaje con nuestra oferta. A Coruña y Galicia en general están demasiado centradas en el turismo nacional, especialmente de lugares del sur de España, y también como refugio climático. Pero creo que tenemos un potencial enorme para atraer turismo internacional, y deberíamos apostar por mejorar las conexiones con Londres, París y otras ciudades europeas de forma más constante y estructurada.

Otro gran objetivo es garantizar que las personas que llegan a través de un vuelo, tanto a A Coruña como a Santiago, no se sientan aisladas o limitadas por la falta de conectividad interna. Tenemos que mejorar las conexiones entre A Coruña, Ferrol y Santiago, y sería espectacular si pudiéramos lograr una conexión ferroviaria ágil. Aquellas personas que asisten a congresos o eventos médicos, tecnológicos o arquitectónicos, por ejemplo, podrían aprovechar su estadía para conocer mejor la ciudad y sus alrededores, y no deberíamos poner trabas a este tipo de movilidad.

Contamos con espacios para la celebración de eventos y un patrimonio de enorme valor, como la Torre de Hércules, que es Patrimonio Mundial, y también Santiago de Compostela, a menos de 40 minutos, u otros destinos que enriquecen nuestra oferta. Hay incluso otras zonas en proceso de candidatura para formar parte del patrimonio de la UNESCO, como el parque geológico. Todo esto supone una oportunidad para que una persona que esté aquí por un congreso pueda aprovechar y conocer estos lugares de interés.

Mejorar la conectividad y facilitar el movimiento entre estos puntos cercanos es clave para aumentar el número de visitantes y conseguir que su tiempo aquí sea más provechoso. Es un reto, pero si lo superamos, podremos aumentar las cifras de ocupación y visitas, tanto a nivel nacional como internacional, lo que será crucial para el desarrollo del sector turístico de la ciudad.

—¿Cómo valora usted la cooperación entre las administraciones públicas y el sector privado en el turismo MICE?

—La colaboración público-privada es fundamental. Las administraciones estamos haciendo un trabajo de estrategia, pero también es necesario que el sector privado promueva las infraestructuras turísticas y ayude a captar eventos. Hay que tener solvencia suficiente para atraer este tipo de eventos, y las administraciones deben promocionar el territorio y sus recursos, así como apoyar al sector privado para que pueda operar con éxito.

En la Diputación estamos dispuestos a seguir reforzando las líneas de apoyo al sector MICE. Tenemos que seguir avanzando, porque el sector privado también tiene mucho que aportar, especialmente a la hora de atraer congresos y eventos que puedan beneficiar a la ciudad.

A Coruña tiene un enorme potencial que debemos seguir aprovechando. Tenemos técnicos cualificados que están haciendo un trabajo increíble, y la administración está acostumbrada a financiar y apoyar este tipo de actividades sin preocuparse tanto por los costes, ya que el beneficio económico para la ciudad es claro.

El apoyo al sector MICE está incrementándose. Fuimos conscientes de su necesidad y abrimos una línea de ayudas dentro del programa de resistencia económica, específicamente diseñada para apoyar este tipo de actividades. Seguimos trabajando en esa dirección porque este sector es el primero interesado en aumentar el negocio y en traer más congresos. De hecho, el sector privado suele ser aún más eficaz que la parte pública en la captación de eventos. La parte pública hace muy bien la promoción de infraestructuras y recursos, pero el motor del turismo está realmente en los profesionales del sector.

Galicia cuenta con múltiples oportunidades en este ámbito, y por eso seguimos apoyando al sector MICE. El futuro es prometedor si seguimos en esa línea de colaboración y apoyo mutuo entre lo público y lo privado. Este tipo de eventos son fundamentales para el desarrollo económico de la ciudad y para mantener una actividad turística activa durante todo el año, especialmente en temporadas bajas.

—Usted mencionó en la Noche de Embajadores la necesidad de una nueva ley de turismo. ¿Cuáles serían las áreas clave que debería abordar esta normativa para facilitar el desarrollo del turismo MICE?

—La ley de turismo actual, que data de 2011, ya lleva mucho tiempo sin actualizarse. Como toda ley, antes de ser aprobada, pasó por dos o tres años de debate en el Parlamento, en comisiones, etc. Cuando llegué aquí, uno de los primeros temas que traté fue el Turismo, que por aquel entonces comenzaba a ser una preocupación. Recuerdo que trabajamos en un plan turístico doméstico para la Costa da Morte, un plan pequeño que se vendió como un gran plan, pero que realmente estaba muy limitado. Por aquel tiempo, muchas administraciones ni siquiera tenían consultorías turísticas o equipos que trabajasen en infraestructuras turísticas. Antes de la pandemia, Galicia estaba registrando un crecimiento espectacular en el sector turístico. Estábamos aprendiendo, creciendo como destino y consolidando nuestro posicionamiento, pero aún hay muchos problemas que resolver. Uno de los grandes retos es la convivencia entre turistas y residentes. No queremos que el turismo sea percibido como algo negativo por los vecinos, y por eso necesitamos una ley que regule mejor el impacto del turismo en las comunidades locales.

El turismo representa un 14% de la economía gallega, y en términos de empleo puede incluso representar un poco más. Este sector beneficia sobre todo a dos colectivos que suelen tener más dificultades laborales: las mujeres y los jóvenes. Por eso, tenemos que proteger tanto al turismo como a los residentes que conviven con él. Esto solo se puede hacer a través de una ley que regule los nuevos elementos turísticos que aún no están bien regulados, como el alquiler de viviendas turísticas, que tiene un impacto muy fuerte en zonas costeras y espacios naturales protegidos, donde la convivencia entre residentes y turistas puede ser complicada. Hay episodios que magnifican los problemas, como la proliferación de autocaravanas que ocupan espacios durante meses, quitando aparcamiento a quienes viven en esos lugares. Estos problemas no son aislados, y por eso necesitamos herramientas legales que den a las autoridades locales y a los cuerpos de seguridad (como la Guardia Civil y el Seprona) los medios para controlar estos usos turísticos y sancionar los abusos.

Otro reto es el precio de los servicios turísticos. Recientemente estuve en Berlín, donde un café cuesta 30 céntimos más que en A Coruña. Esto indica que estamos caminando hacia una inflación en los precios que puede ser perjudicial para la población local. No podemos permitir que el turismo encarezca tanto los precios que las personas que vivimos aquí no podamos afrontarlos. Necesitamos encontrar un equilibrio en los precios para que el turismo no se convierta en una carga para la economía local. Además, es fundamental que expliquemos mejor el impacto positivo del turismo, especialmente del turismo MICE, que muchas veces es desconocido incluso para los propios operadores turísticos. Este tipo de turismo no solo beneficia directamente a la hostelería y el comercio durante los días que se celebra un congreso o evento, sino que también crea oportunidades de negocio a largo plazo. Muchos de los visitantes que asisten a congresos acaban volviendo más adelante como turistas. Por eso, necesitamos datos y cifras concretas para demostrar el impacto real del turismo MICE en nuestra economía.

Los observatorios turísticos son una herramienta clave para obtener esos datos y poder así explicar mejor a la sociedad la importancia de este sector. El turismo MICE no solo gasta más dinero de media que el turismo habitual, sino que también llena hoteles y restaurantes en temporadas bajas, como en invierno, cuando la capacidad de gasto es mayor. En resumen, el reto es tener una ley adaptada a los nuevos tiempos que regule mejor el impacto del turismo y proteja tanto a los residentes como al sector. Además, debemos mejorar nuestra capacidad para comunicar a la sociedad los beneficios de este tipo de turismo, especialmente en términos económicos y de creación de empleo.

—Para finalizar, ¿qué retos y oportunidades ve usted a corto y medio plazo para el sector MICE en Galicia?

—El sector MICE necesita aliados, tanto a nivel de promoción como de apoyo económico. Cada euro invertido en este sector multiplica su impacto por tres o por cuatro. En el primer semestre de 2024, A Coruña vio cómo el turismo MICE multiplicaba las pernoctaciones en temporada baja. Tenemos que seguir apoyando este tipo de turismo, porque no solo genera actividad económica en los días de los eventos, sino que también crea visitantes recurrentes. Es fundamental que acertemos con la promoción y la planificación de los eventos, buscando las mejores oportunidades y atrayendo los públicos que realmente nos interesan. Marzo, abril y mayo son meses clave para organizar este tipo de eventos, y después en otoño, septiembre y octubre, también hay mucho potencial. Es un mundo completamente diferente al verano, y por eso necesitamos tener una estrategia clara para planificar actividades en temporada baja. En definitiva, es crucial mantener el sector activo todo el año. Las actividades en temporada baja, como el turismo MICE, pueden ayudar a mantener el pulso de la economía local y a evitar la estacionalidad, que es uno de los grandes retos del turismo. Hay que apoyar al sector, porque está demostrando que es un motor de crecimiento clave para la ciudad y para toda Galicia.

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